domingo, 10 de agosto de 2008

Jugando con fuego (Parte II)



Caminaba con paso firme y seguro, que para ser la hora de la madrugada que era, no era poco. Una sonrisa fue iluminando paulatinamente su cara. Sergio al verla le correspondió con otra más amplia y un guiño de ojo.

Aunque se habían vuelto a ver desde el día del arreglo de la tapa de la cubitera, ninguno de los dos había sacado el tema, y su trato había sido cordial y amigable como antes del encuentro.

Sergio llegó hasta el final de la barra donde solía sentarse ella, y se aupó en la barra para darle los dos besos de rigor sobre ella. Eso sí, en el segundo desvió un poco la cara y fue más un roce fugaz de labios que un beso en la mejilla…. Ante el gesto, ella sintió un pequeño escalofrío de placer, ya que no se lo esperaba.

- Que tal, Sergio? Como va todo?

- Bien, guapa, cansado de trabajar.

- No me digas que terminas ahora…

- Pues casi, casi, hace un par de horas que he salido de la oficina. He ido a casa, pero quería desconectar un rato, así que me he dado una ducha y me he venido a verte…

- Pues gracias, porque está la noche de un aburrido que no veas….

Sergio echó un vistazo a la fauna que poblaba el bar aquella noche, e hizo un gesto de comprensión.

- Bueno, al menos gente si hay, habrás estado ocupada.

- Si, eso si… Bueno, que te pongo?

- Lo de siempre, cariño.

Ella lo miró a los ojos al escuchar aquella palabra salir de su boca. Sin decir nada, se giró y fue a prepararle el Dyc 8 con hielo en vaso de tubo que el solía tomar cada noche que iba al Pub. Solía ponérselo largo, más que su compañera, porque sabía que a él le gustaba así. No le importaba pagar suplemento por la copa, pero quería más de medio vaso. Ella no le cobraba el suplemento, porque era un buen cliente, y esos detalles eran los que hacían que la clientela estuviera a gusto y no se marchara a acabar la noche en otro sitio. Un dedo más de whisky en cada vaso no suponía una gran pérdida si el cliente se tomaba cuatro copas en vez de dos.

Siguieron hablando a trozos, cuando el resto de la clientela se lo permitía, y la última hora pasó volando… Cuando el reloj marcó las 04.30 a.m. bajó el volumen de la música y salió a cerrar la puerta. La media docena de clientes que quedaban acabaron sus copas tranquilamente mientras ella rellenaba las pocas botellas que faltaban en las cámaras y Sergio no le quitaba ojo, sorbiendo el whisky, viéndola ir venir por la barra, agachándose en las cámaras, ofreciendo pedazos de su escote en cada movimiento.

Veinte minutos después, salió a abrir la puerta a los clientes que marchaban y al cerrar se quedó a solas con Sergio en el Pub.

Este no le dio tiempo a volver a meterse en la barra, la sujetó por la muñeca, y estrechándola contra él le dio un apasionado beso con sabor a whisky y a sudor…

Las manos de ella rodearon su cuello, arrimó su cuerpo al de él, notando la dureza que comenzaba a surgir a la altura de su pubis.

2 comentarios:

Nür dijo...

Pero qué tensión! ¿Por qué nos haces esto?? Bueno, pero te lo agradezco porque cada día vuelvo de trabajar ansiosa por conectarme a tu blog a ver qué se cuece!
Salud,
Nür

Edu dijo...

Jajajaja...
Voy a tener que empezar a leerte... esto promete.
Saudos.