martes, 24 de febrero de 2009

Anhelos



















Nunca imaginé que llegaría a echarte tanto de menos.
Que añoraría el dulce licor que era el roce de tu lengua
explorando mi boca.

Eran tus manos las que me regalaban estrellas,
eran tus besos los que hacían que la luna
me alumbrara cada noche con su sonrisa.
Tus palabras eran el sol que calentaba mi cuerpo.

Quien me iba a decir que despertaría cada noche
sintiendo tu cuerpo dentro de mi,
impregnado el aroma de tu piel en mi piel,
anhelando la forma en que me hacías el amor,
tan suave, tan dulce...

Aún escucho en cada madrugada
la banda sonora que provocaban al crujir
sabanas,
ropas,
pieles,
susurros.

Nunca imaginé que extrañaría tus dedos
descubriendo cada pliegue, cada rincón,
expuesta para ti.

Aquellas canciones que recitabas cuando me abrazabas
todavía hoy erizan cada poro de mi piel,
todavía calientan mi vientre cuando traen a mi mente
las fugaces imágenes de tu cuerpo desnudo.

La dulzura de esa lengua lamiendo sin prisa,
sin pausa, cada centimetro de mi.
Los susurros al alba acariciando mi cuello,
mis manos llenas del fuego que desprendía tu piel,
tan suave, tan dulce...

Aún recuerdo en cada despertar cuando,
muslo con muslo, los vientres unidos,
caricias,
besos,
jadeos,
suspiros...

martes, 17 de febrero de 2009

Lo que me gusta de ti...

...tus ojos...
...cuando me abrazas...
...tu voz...
...cómo me besas...
...tu sonrisa...
...cuando me tocas...
...tus labios...
...como me miras...

Me gusta lo que siento cuando te veo,
cuando quiero que me mires,
cuando quiero mirarte...

Me gusta lo que hasta ahora ha sucedido,
y me gusta lo que no ha podido suceder...

(Escrito el 27 de julio de 2007 en Un Poco De Nada)

viernes, 6 de febrero de 2009

En ese instante



"Bailar es la expresión vertical de un deseo horizontal"

Solos los dos en aquella habitación, sonaba la música, y nuestros cuerpos se movían al unísono al ritmo que marcaba aquella canción.

Sin apenas despegar los pies del suelo, sentía tu calor traspasando mi piel, calmando mis nervios, relajando mis músculos, dejandome llevar al son que marcabas, susurrando el ritmo junto a mi cuello... 1, 2, 3 ... 5, 6, 7 ...

La cadencia de la música marcaba el paso de mis pies descalzos sobre la tarima del cuarto, sujeta entre tus brazos, mi cabeza reposaba en tu hombro, y el olor de tu piel comenzó a empaparme de ti.

La música sonaba y sonaba, no dejaba de sonar, y tu voz quebrada indicando cada movimiento se convertían en el conjuro que hacía crecer mi deseo.

Tus dedos eran fuego en mi espalda, el sudor comenzaba a recorrer mi frente, el calor se apoderaba de mi con cada vaivén de tus caderas, la letra de la canción dejó de tener sentido en mis oidos.

Ya sólo saboreaba los latidos de tu corazón, escuchaba el tacto de tus manos, olía tus labios apenas rozando mi cuello, miraba el lamento que las gotas de sudor imploraban acariciando tu piel, las pupilas dilatadas delataban mis ganas de ti.

En ese instante deseé besarte hasta que tu lengua arrancara suspiros de mis ojos.
En ese instante deseé que bailaras en mi con la necesidad que yo sentía de ti.
En ese instante deseé que esa canción no dejara de sonar jamás en nuestros cuerpos...