sábado, 19 de julio de 2008

Alto Voltaje (Parte III)



Ella le desabrochó el cinturón, bajando la cremallera del vaquero lentamente, notando el calor que la prenda desprendía en esa zona, sin dejar de lamer su cintura y su ombligo, deslizando sus manos por el lateral de los pantalones, bajando poco a poco aquellos por los muslos de él. Acarició el trozo de piel que había quedado ahora al descubierto, introduciendo los dedos por el calzoncillo, acariciando y arañando suavemente lo que encontraba a su paso, sujetando ahora un glúteo, ahora el otro, recogiendo con su mano los huevos de él, que se adivinaban tras el calzoncillo, apartando con sus dientes la cinturilla elástica y descubriendo el glande que surgía firme, besándolo suavemente y mojándolo al mismo tiempo con la punta de su lengua. Terminó de bajar el calzón hasta las rodillas, dejándolo en compañía del pantalón, y volvió a subir acariciando con las manos y las uñas los mulos tensos hasta sujetar la base de esa polla turgente con una mano y siguió acariciando sus huevos y alrededores con la otra, mientras su lengua seguía el camino ascendente y descendente por su miembro, chupando ahora un trozo, lamiendo ahora otro, mordisqueando con suavidad, introduciendo lo que cabía de aquel trozo de carne palpitante dentro de su boca, saboreando y disfrutando de la textura y el sabor que la embriagaba por momentos.

Así, con las manos ocupadas y la boca llena, lo miró a los ojos, y vio que el seguía mirándola extasiado, iluminaba su cara un gesto de placer que hizo que ella sintiera otra descarga eléctrica entre sus muslos, humedeciéndola todavía más.

Él sujeto la cara de ella entre sus manos, y lentamente, la ayudó a incorporarse hasta tener su boca frente a la suya, y volvió a besarla con pasión, apretando el cuerpo de ella al suyo como si quisiera fundirla con él, no volver a separarse jamás de aquel cuerpo que lo hacía sentir tanto placer.

Le quitó el sujetador y lo depositó sobre la barra del bar, y después de contemplar aquel perfecto par de tetas, comenzó a besarlas suavemente, a lamerlas después e incrementar poco a poco el ritmo de sus besos y mordiscos a la par que aquellos pezones surgían erectos y se oscurecían con cada roce de sus labios sobre ellos. Con una mano la sujetó por las nalgas, firmemente, apoyando los dedos en la hendidura que formaba el fin de su culo y el comiendo de sus muslos. Con la otra mano comenzó a acariciarla por encima de la braga, notando aquella humedad incontenible que surgía de su interior, y eso lo puso todavía más firme y excitado de lo que ya estaba. Deslizó sus dedos bajo la braga y ahora ya si palpó, exploró, acarició aquella caliente humedad que se abría solicita al paso de sus dedos. Ella arqueó su cuerpo al sentir aquellos dedos suaves recorriéndola despacio, arrancando sensaciones en el interior de su estomago que llevaban tiempo dormidas. No podía esperar mucho más para sentir el cuerpo de el sobre el suyo, sentir su polla dentro, transmitirle aquel calor que la quemaba y consumía por dentro. La mezcla de placeres y sensaciones que el causaba en ella en ese momento, con su boca, con su lengua y sus dedos, el roce de su miembro en su piel desnuda, la estaba llevando a un punto tal de excitación que sus piernas comenzaron a temblar incontrolablemente, y el la sujeto aun más fuerte, sin dejar de acariciar y chupar, lamer y deslizar aquellos dedos dentro y fuera de ella, rozando su clítoris durante eternos segundos antes de comenzar una nueva incursión en su interior….

Ella sintió que explotaba, que algo en su interior estallaba dejando un rastro de estrellas bajo sus ojos, pequeños regueros de placer intenso surgían de su zona más intima y se expandían por su cuerpo sin darle apenas tregua, siquiera dejándola respirar….

Se apoyó en Sergio, todavía temblorosa, y sus brazos la sujetaron en un abrazo intenso, mientras la besaba la comisura de los labios.

Bruscamente, el la levantó y la sentó en una banqueta, casi arrancándole las bragas, y buscó con la punta de su polla la entrada de su cueva, aún palpitante, nuevamente encendida tras ese gesto violento de él. Sergio se la metió hasta dentro, de una sola embestida, arrancando un grito de la garganta de ella. Era grande y poderosa, la llenaba por completo y cada embestida la transportaba a otro mundo, no podía dejar de gemir y gritar cada vez que notaba el capullo arremetiendo contra su útero, los huevos de él chocando en su culo….

El la penetró deprisa, casi con furia, dejándose llevar por toda la pasión y excitación contenida hasta ese momento. Sabía que ella había disfrutado y aún disfrutaba y sólo pensaba en vivir aquel momento dejándose llevar, embistiendo con toda la fuerza que le pedía su cuerpo, sin miramientos ni recatos. Ella volvió a notar el volcán despertando en su interior, el ritmo rápido acrecentaba cada segundo la sensación y se preparó para dejarse llevar de nuevo, agarrándose a la barra y al cuello de el para no salir disparada de la banqueta. El notó como ella venía otra vez, tensaba los músculos de su vagina alrededor de su polla, preparándose para el orgasmo. Aguantó unos segundos más, y cuando ella comenzó a gritar sin control, se dejó llevar…. Sintió el orgasmo mas brutal que había tenido en años, sintió la leche salir disparada de su polla y el calor de aquella se fundió enseguida con el calor de las entrañas de ella, que no podían dejar de palpitar al mismo ritmo que palpitaba su polla. Ambos se recrearon en la sensación de aquellos espasmos que prolongaban el placer conseguido hasta la explosión final.

De repente, ella comenzó a reír… Su risa fresca y espontánea sobrecogió aun más a Sergio. Le gustaba verla así de feliz, como en ese momento. Sin salir de ella, cogió un cigarro, lo encendió y se lo ofreció. Ella lo cogió con los labios, chupó lentamente tragando el humo y lo soltó, para que él también fumara con ella. Exhaló el humo lentamente, disfrutando de cada segundo.

Tras el cigarro, ella se separó de él, no sin antes acariciarle el culo aun desnudo, y se dirigió al baño. Se arregló un poco, se vistió y dejo que el también se vistiera. Volvió a la puerta, giró la llave, la sacó y entrando en el almacén, volvió a dar las luces de la calle.

Aun ruborizada, salió a la barra, cambió la música y se dirigió a Sergio.

- Que te pongo?

- Lo de siempre, por favor.

-FIN-

viernes, 18 de julio de 2008

Alto voltaje (Parte II)

GO TO PROFILEDESIRE.COM

De repente escuchó un clack! Y como por arte de magia, la puerta entró en su sitio y se quedó encajada como si nunca hubiera dado problemas. El la abrió y cerró con suavidad, para ver si de verdad estaba ya arreglada, y el movimiento de vaivén de la puerta hizo que ella se sintiera de repente excitadísima.
Notó como la humedad delatora entre sus piernas la invadía, y cuando él depositó en su palma abierta las piezas de plástico que sobraban, sintió una descarga eléctrica que hacía juego con los rayos que seguían rasgando el cielo rítmicamente en la calle y alumbraban el interior del bar que seguía con la puerta abierta.
- Sergio….. susurró
- Si, preciosa?
Él había notado la transformación que en esos últimos minutos se había producido en ella. Ahora sentía su deseo y eso no hacía mas que acrecentar el suyo propio. Hacía ya unos días que la observaba en silencio, que su sonrisa le resultaba arrebatadora, que aquellos ojos y aquella voz removían dentro de él pensamientos oscuros e íntimos que no se atrevía a confesarle, ya que no veía en ella el mismo deseo, solo la inocencia de la sana amistad entre dos personas que se aprecian.
Ella levantó la mano y se la ofreció a él sin decir nada más. Él sujetó la mano y la atrajo tirando de ella hacia él, estrechando el cuerpo de ella al suyo, y buscando su boca, comenzó a besarle de forma apasionada.
Sergio la sujetó de la cintura y la apartó un poco, recreándose en la cara que tenía delante, desde el nacimiento de su pelo castaño hasta la barbilla puntiaguda que le daba a ella ese aire de decisión. Ella también lo miraba, y su cabeza comenzaba a lanzar señales de alarma recomendándole que no hiciera lo que tenía tantas ganas de hacer, que no era buena idea, que era un cliente y un buen amigo y aquello….. no estaba bien. El notó sus dudas en aquellos ojos verdes, y sujetándola otra vez firmemente, comenzó a besarla despacio, como si le fuera la vida en ello, entrando y saliendo de su boca lentamente, depositando besos cálidos por toda su cara, sus pómulos, sus parpados, la nariz…. Volviendo a su boca húmeda que lo recibía con ardor, mezclando sin pudor sus salivas y alientos, sintiendo como sus lenguas recorrían cada zona de la boca del otro explorando cada rincón, sin dejar un milímetro de piel por saborear.
- Espera, dijo ella.
- ¿Qué pasa? No quieres?
- No, no es eso.
Como todavía era pronto, volvió a apagar las luces de la calle, el foco de entrada y el letrero de neón, y cogiendo la llave de la puerta, atravesó el bar, quitó la cuña de madera, cerró y giró la llave en la cerradura. Fuera seguía lloviendo a mares, no creía que fuera a venir nadie todavía a esa hora, así que no iba a causar un gran trastorno al Pub si abría después….
El había observado sus movimientos, y no sabía si salir del almacén o quedarse donde estaba por si el hechizo se rompía.
Ella lo cogió de la mano y lo sacó suavemente pero con decisión del almacén, apoyó su espalda en la pared junto a la barra, y en un segundo, lo despojó de su camiseta y acercó la cintura de él al cuerpo de ella.
Sergio volvió a la carga, besando, tocando, explorando y mirando, sujetando el pelo de ella entre sus dedos, acariciando su culo con la palma de la otra mano, acercando la cadera de ella a la suya, sin dejar de lamer, besar, morder y chupar la cara de ella, su cuello y su boca.
Ella llevaba solo un vestido corto encima de las medias musleras, una braguita y un sujetador a juego, y se alzaba sobre unas sandalias de tacón, adornadas con tiras y cristales que embellecían sus pies.
El vaquero de Sergio se ajustaba a su cadera y sus muslos, marcando los músculos hechos a base de esfuerzo y trabajo, y su torso moreno sin camiseta se veía fuerte y sexy en la penumbra del bar.
La música continuaba sonando de fondo, cosa que hacía el momento mucho más sensual si eso era posible…
Sergio le quitó el vestido por encima de la cabeza, con decisión y delicadeza, haciendo del roce de la tela un movimiento erótico en si mismo. La dejó sólo con la ropa interior sobre los tacones de las sandalias, y la contempló como si fuera la cosa más bonita que hubiera visto en su vida… Esa mirada bastó para que ella se volviera loca y se entregara a él como nunca antes lo había hecho con otro. Comenzó a besar su torso, lamiendo sus pezones y cada trozo de cuerpo sudoroso que su lengua encontraba en el camino sin retorno que había iniciado. Él sólo la miraba con deseo, acariciando la piel desnuda de ella, dejándola hacer…

jueves, 17 de julio de 2008

Alto voltaje (Parte I)



Aquella noche le tocaba abrir el Pub, casi como cada día de las últimas semanas. No tenía muchas ganas en el momento, pero sabía que una vez que estuviera allí la noche no sería muy dura. Pero el tiempo hoy estaba extraño, sentía mariposas en el estomago, la noche era fresca y amenazaba lluvia.
Justo cuando metió la llave en la cerradura, un relámpago cortó el cielo dejando un macabro resplandor en la calle. Las farolas de repente se apagaron y al segundo un gran trueno desequilibró su mente en un instante. Un escalofrío la recorrió entera, pero aún así giró la llave en el pomo y se adentró en las penumbras del bar. Aún no había cerrado la puerta a sus espaldas cuando comenzó a llover como si no hubiera caído una gota en años, llenando el ambiente de olor a humedad y a polvo y contaminación, ya que la lluvia levantaba toda la basura que acumulaban las calles y las aceras.
Se dirigió al almacén para dejar el bolso y la fina chaqueta que había cogido, encendió las luces y enchufó el equipo de música. Terminó de recoger las copas y botellas que quedaban sobre la barra del día anterior y que la chica de la limpieza no había tenido tiempo de tirar o meter a la cesta del lavavajillas. La rutina que seguía cada día para dejar todo listo y abrir las puertas al público habitual de cada noche, la tranquilizó. Bajó las luces de la barra, puso una mezcla al azar de música inglesa y comenzó a sonar Roxanne, de Police. Como le gustaba esa canción.
Una vez todo listo y el bar en orden, dio las luces de la calle, que anunciaban que el local estaba abierto, se dirigió de nuevo a la puerta y abrió la de la calle sujetándola con una cuña de madera para que no se cerrara. Seguía lloviendo con fuerza, mucha fuerza, el agua comenzaba a rebosar en las calles desiertas, y salvo las luces residuales de varios escaparates adyacentes, el resto de la calle seguía en penumbra. “Mejor, pensó, así se ve mejor el cartel y la gente entrará a tomar algo” Aunque claro, eso era si alguno se decidía a salir en esa desapacible noche de rayos y truenos…
Justo cuando volvía hacia dentro, una sombra surgida de la nada la sobresaltó.
- Hola guapa!, vaya nochecita tenemos, no?
La voz familiar de Sergio, cliente habitual con el que se llevaba cada día mejor, la relajó, aunque no pudo evitar que él viera la carne de gallina que se le había puesto de repente en brazos y cuello.
- Vaya, te he asustado, lo siento. No era mi intención, creí que me habías visto doblar la esquina.
- No, estaba perdida en mis pensamientos, la verdad, y con esta lluvia y la calle sin luz tampoco se ve mucho más allá de la nariz.
- Es verdad. Que pensamientos te preocupan, si se puede saber?
El siempre era solícito con ella, se preocupaba por sus cosas y le contaba también de las suyas. Nunca les faltaba conversación, hablaban de trabajo, viajes, amores o reflexiones trascendentales de las que arreglaban el mundo.
A veces, ella levantaba la vista y lo sorprendía mirándola, pero cuando esto ocurría, Sergio no bajaba la mirada, se limitaba a mirarla a los ojos y esbozar una sonrisa. Tenía una sonrisa bonita de verdad, acompañada de una mirada pícara que hacía brillar sus ojos oscuros detrás de las incipientes patas de gallo. Incluso cuando la barba de dos días oscurecía su cara, su atractivo era irresistible.
- Pues la puerta de la cubitera se ha vuelto a salir de las guías, me dijo Susi que tu habías conseguido meterla en su sitio la otra vez.
- Si, quieres que te lo mire?
- Vale, pasa conmigo dentro a ver si colocándole las piezas estas de plástico se queda ya bien puesta y no da más problemas.
Sergio entró en el pequeño y caluroso almacén y cogió la puerta de la cubitera. Le pidió un cuchillo y ella le enseño los remates de plástico que faltaban en la puerta y por eso la puerta no se sujetaba en su sitio. Subió un poco el volumen de la musica, y contemplaba como Sergio luchaba con la puerta mientras vigilaba el pub por si entraba algún cliente despistado, aunque a primera hora de la noche no solía llegar mucha gente.
De repente notó que Sergio la miraba.
- Anda, ayúdame con esto, sujeta de este lado mientras coloco este otro.
- Claro – dijo ella, - así te viene bien?
El volvió a mirarla a los ojos y esbozando lentamente esa sonrisa que a ella le encantaba, le susurró:
- Bueno, mejor me vendría que sujetaras otras cosas… pero supongo que tendré que conformarme con esto, si.
Ella sintió como el calor subió de golpe en su cuerpo, llegando hasta su cara haciendo que se ruborizada intensamente, sin saber muy bien por qué. Estaba acostumbrada a jugar con frases de doble sentido, a seguir el juego a los hombres sin implicarse ni dar lugar a equívocos. Pero esos ojos clavados en ella, es sonrisa seductora, el calor que hacía en el almacén y las gotas de sudor que comenzaban a formarse en los brazos y la cara de él….

viernes, 4 de julio de 2008

Te echo de menos...


"Echo de menos
La cama revuelta
Eses zumo de naranjas
Y las revistas abierta

En el espejo
Yo encuentro tu mirada
No hay besos en la ducha
Ni pelos, ni nada

Entre nosotros
Un muro de metacrilato
No nos deja olernos
Ni manosearnos

Y por las noches
Todo es cambio de posturas
Encuentro telarañas
Por las costuras"

Kiko Veneno "Echo de Menos"

Busco tu piel en mi piel cada noche, en cada roce con la sábana. Busco tus labios en la oscuridad, sintiendo tus besos. Esos besos cálidos, húmedos, que ibas dejando en mi cara y mi boca el pasado verano. Siento tu olor en mi cuello, donde tu aliento acompañaba los suaves mordiscos que dejabas caer en mi piel.
Quisiera tenerte en mi cama, una noche, para calmar mi deseo. Fundir tu cuerpo y el mio, besarte a bocados, comerte a fuego lento, sudar contigo y así conseguir llenar tus sentidos de mí. Que mi olor te embriague y te acompañe como el tuyo me acompaña.
Bailar contigo la melodía que nuestros cuerpos toquen, al unísono y sin compás. Dejarme llevar en suave vaivén, acompañando tus caderas, acoplandote a las mías.
Hacerte tocar el infinito con la punta de los dedos, cuando sientas mi lengua en cada rincón de tu cuerpo.

martes, 1 de julio de 2008

Bruja de Aguamarina

"Desarrolla la calma y aporta cierta distancia con respecto a ciertas emociones. Aleja las angustias. Estimula un sentimiento de estabilidad y de seguridad mental. Activa la lógica ligada a la intuición. Crea la tolerancia"

- ¿Has pensado alguna vez como sería vivir la vida de otro siendo tú?
- ¿Qué quieres decir?
- Si, imagina que eres tú, pero que vives la vida de otra persona. Que vives en su casa, con su familia, con su novio, en su trabajo.... ¿me sigues?
- Mmmm, creo que si.... Pero, ¿a dónde quieres llegar?
- No sé, es que a veces, siento que mi vida me aburre, y me gustaría saber como sería vivir otra vida, ¿no te pasa a ti?
- Pues la verdad, jamás me lo había planteado. Pero me parece una idea de lo más interesante... Porque si te metes en otra vida, puedes llegar a entender otras motivaciones. O hacer las cosas según tus motivaciones, y no las de esa otra persona.... Entenderíamos otros sentimientos diferentes a los nuestros, y nos ayudaría a abrir nuestra perspectiva de las cosas, y hacernos más tolerantes con las actuaciones que no entendemos de los demás...
- Uf, para, para! yo no quería complicarlo tanto...