
Hoy he decidido mimarme. Tengo todo pensado y preparado para una noche especial. La bañera llena de agua muy caliente, espuma, velas, incienso y aceite. El cajón secreto guarda en su interior todo lo que necesito después.
Deslizo mi cuerpo lentamente en el agua casi ardiendo, sintiendo como el calor se va introduciendo en cada poro, erizando cada trozo de piel, subiendo la temperatura de mi líbido a la vez...
Permanezco unos segundos sumergida completa en la bañera, dejando que ese calor húmedo dispare mi pensamiento, el olor del incienso sugestionando mi imaginación con escenas que me hacen sentir ese mismo ardor.
Salgo del agua y me quedo erguida dentro del habitáculo que ahora parece una sauna cálida y acogedora en la penumbra que semi iluminan las velas encendidas sobre la repisa.
Vierto un poco de aceite aromático en mis manos, y comienzo a recorrer mi cuerpo con ellas, dejando que el ungüento resbale por mi piel mojada, formando pequeñas gotas untuosas en aquellas zonas que acaricio: piernas, vientre, cadera, nalgas, pechos, cuello, brazos...
Ahora me siento totalmente sexy, en penumbra, recubierta de aceite y con los poros resaltados al trasluz de las velas....
Poco a poco masajeo mi cuerpo resbaladizo, cerrando los ojos, imaginando que mis manos son las tuyas, explorando rincones escondidos con la yema de tus dedos, despertando sensaciones dormidas desde que no estas conmigo...
Siento como mi excitación crece al recordar aquella última noche contigo, las palabras que susurraste en mis oidos, tu lengua trazando circulos sobre mis pezones, tus gemidos al sentir mis labios atrapando tu centro de placer...
Saco el lubricante del cajón secreto, derramo unas gotas sobre mi clítoris y lo extiendo suavemente por los alrededores.
El placer que siento sigue subiendo por momentos, tensando mis musculos y tersando vehemente mi piel. Introduzco un dedo en mi, luego dos... y acaricio dentro la pared rugosa y cálida que se expande por momentos, noto como mi propio jugo empapa mis dedos ya empapados de lubricante.
Vuelvo al cajón secreto y cojo el pequeño vibrador con forma de huevo que reservo sólo para ocasiones como esta.... en las que la nostalgia de tu cuerpo me invade y mis manos no son suficientes para saciar mi deseo de ti.
Presiono el pequeño botón que pone en marcha la batería y comienzo a jugar... Las suaves vibraciones del aparato me sirven para estimular mis pezones como si fueran tus dedos o tu lengua quienes los endurezcan y los hagan lucir en plenitud, haciendo que pequeñas dulces descargas recorran la parte izquierda de mi cuerpo, desde el muslo hasta el costado.
Bajo con él presionando sobre la linea que separa el intermedio de mis pechos hasta el ombligo, rodeo éste varias veces, siento el mismo cosquilleo que provocaban tus labios sobre él, tu aliento cálido que me producía escalofríos en la humedad que dejaba tu lengua sobre la pelusilla que acompaña el camino que marca desde mi vientre hasta mi pubis, dejándome con la promesa de que más tarde te ocupabas de la meta que esconde el premio al final de la ruta marcada...
Finalmente, con mi cuerpo ya mojado por dentro y por fuera, ardiendo como arde el agua que todavía cubre mis tobillos y rodillas, apoyo el vibrador sobre la piel que recubre mi vagina, recorriendo suavemente cada zona, todas sensibles al mínimo roce del aparatito que se sabe juguetón, que cobra vida propia entre mis dedos, como si fueras tú quien lo manejara y jugara conmigo...
(Si crees que falta un final... atrévete y escríbelo tú)