martes, 16 de septiembre de 2008

Se rompió


Con cuidado, cerró la puerta y se dirigió al dormitorio.
El caos lo llenaba todo. La puertas de los armarios abiertas, la ropa desordenada. La mitad, su mitad, de repente vacía, tan vacía...
Abrió el cajón de la mesilla y sacó unas tijeras.
Fue hacia el baño, abrió el grifo de la ducha, dejó que el agua corriera hasta templarse y se metió dentro. El agua caliente recorría su espalda, calentando su piel y su alma, que se había quedado fría tras su marcha.
Repasaba la discusión en su cabeza. Si es que a aquel intercambio frío y cruel de palabras se le podía llamar discusión. Reproches. Susurros cargados de odio y rencor. Insultos. Desprecio. Ella mantuvo su mirada distante en un punto de la habitación mientras él recogía sus cosas. En realidad, ya no le importaba. Nada de lo que él pudiera decir le importaba. Su amor se rompió una noche. Cualquier noche. La primera noche que él la miró así. Con desprecio, como si ella no valiera los besos que el le daba. Había habido gritos, pero ella no respondió. Sólo lo miraba, y sentía como su corazón se partía con cada palabra que él escupía, con cada gesto que dirigía hacia ella, con cada mirada cruel que sentía sobre su cabeza. Finalmente, se partió. Y se sintió sola, perdida, sin saber muy bien donde quedaba la niña y donde la mujer. Nada volvió a ser igual. No sabía cuanto tiempo había pasado desde aquello, si semanas, días o solo unas pocas horas. Sólo sabía que ya no era él, que con él no volvería a ser ella.
Y le pidió que se marchase. Sin más. Sin levantar la voz, mirándolo a los ojos, sin opción a elección ninguna.
Increíblemente, él consintió. No sin antes intentar humillarla una vez más. Pero eso ya no era posible, él ya no tenía el poder. Quizá vio esa fuerza en ella que no esperaba, y se asustó. Aún a pesar de hacerse el fuerte, tenía miedo de ella, de esa firmeza, del no ver dolor ni amor, ni siquiera rencor en sus ojos. Sólo indiferencia, cansancio, asco...
Así que se fue. Sin más, sin volver atrás.
Estando en la ducha, sintiendo el agua calmando su tristeza y agonía, renovando su fuerza y calentando su alma, vio la pastilla de jabón que utilizaba él. La cogió y la tiro a la taza del water. Tiró de la cadena y observó como el remolino de agua se la llevaba a la profundidad del abismo, como se llevaba los recuerdos que conservaba de él.
Lentamente, cogió la tijera. Sujetó delicadamente mechones de su largo pelo, y fue cortando, uno tras otro, sintiendo un gran gozo en su interior con cada trozo de melena que caía al lavabo. Era el comienzo de una nueva etapa, y se sentía feliz, libre, con alguna magulladura, pero dispuesta a cuidar sus heridas.
Se vistió, recogió el dormitorio, tiró todo lo que encontró que le recordaba a él, a su paso por aquella casa que era su refugio. Hizo una bolsa con todas las migajas de aquel amor y salió a la calle.
La tiró en el primer contenedor que vio.

9 comentarios:

Nür dijo...

Nena, no vuelvas a hacerme pensar cosas tan malas con las tijeras, el baño, el agua corriendo... uffff, menos mal que no era lo que yo pensaba! Porque nadie vale tanto como para que otra persona pierda su vida!

Besotes,
Nür

celemin dijo...

Me temo que no es tan sencillo como tirar la basura...

Claro que sería mucho mas dificil si no hubiera habido ni discusiones, ni reproches, ni insultos, sino solo silencios...

patri dijo...

Buen relato, aunque me temo que suele costar más recoger los pedazos y tirarlos...
Aunque cuando lo haces, la sensación de liberación es máxima,pese a todo...
Besitos!

Bruja24 dijo...

Es cierto, nunca es tan sencillo... pero es el primer paso, no?
Besos, chicos, y gracias por vuestras opiniones.

Dr.Mikel dijo...

La vida es un frenesi constante. Aprender de los errores y resurgir las veces que haga falta de nuestras propias cenizas.

Edu dijo...

Este texto da un poco de miedo... pero bueno... al final parece que termina bien. No?

Anónimo dijo...

seria maravilloso poder superar una fractura de corazón de esa manera...
cuando habalste de las tijeras , pense cualquier cosa menos que se iba a cortar el pelo!!!1


saludos.

Cecilia Fiori. Prof. en Cs. de la comunicación (UBA) / Prof de Literatura / Postítulo en tecnologías y Postítulo en Escritura y literatura dijo...

Muy fuerte, pero muy bueno

Unknown dijo...

De una claidad literaria muy alta, pero me gustaría hacer una pregunta.
¿Por qué podemos llegar a hacer tropelías como la narrada? Esto no tiene explicación coherente ni desde el punto de vista psicológico, ni médico, ni ético.
Muy poco se viralizan contenidos de esta calidad y pido permiso por dar a conocer este genocidio, por otra parte, tan bien expresado.