viernes, 16 de enero de 2009

Lucía


Cristina volvió a mirar el reloj. Era extraño que Lucía no la hubiera llamado todavía. Ya eran dos días sin una llamada, sin un mensaje...

En ese instante sonó el móvil. Era un mensaje. Se abalanzó sobre el teléfono y miró la pantalla. "1 Mensaje nuevo" le dio a la tecla ok "Lucia"

Alli estaba... ya sabía que tarde o temprano, tendría noticias de ella.

-Hla wapa, stoy en el ospital, stoy bien, psate si kieres y me kuentas-

Aquello no es lo que esperaba... En el hospital? que habría pasado estaba vez? Y que fuera a contarle que? En todo caso, siempre era Lucía la que le contaba, la que le venía a llorar los problemas y ahogarla en sus penas.

Estaba ya cansada de aquello, de esa relación que había comenzado como una amistad más y poco a poco la había ido absorbiendo en un mundo paralelo que no le gustaba, ni le convenía, y del que no sabía muy bien como salir.

Bueno, sí lo sabía. Sabía que con cortar con todo aquello y continuar con su vida, dejaría de sufrir. Y todos los días se levantaba con el mismo pensamiento en su cabeza. Hoy se lo diría. Hoy le diría a Lucía que no la llamara más, que no contara más con ella, que no podía seguir luchando por alguien que no hacía nada por dejar de llorar, por mejorar su vida.

Pero como cada día, le faltaba el valor. Ya no sabía que sentía, si pena, necesidad, cariño, o simplemente tenía la esperanza de que cualquier día de estos, Lucía abriera los ojos y reaccionara. Se diera cuenta del daño se hacía ella misma y con sus mentiras, manipulaciones y debilidades, inflingía a los que la rodeaban, incluida a ella.

Mientras pensaba todo esto, había cogido el coche y se dirigía hacia el hospital, una vez más, sin saber muy bien por qué, seguía acudiendo en su rescate, cuando estaba claro que Lucía no quería ser rescatada de su propia vida. Era una pobre niña en el cuerpo de una mujer dominada a medias por un novio violento, y la otra mitad por la cocaína que casi cada noche esnifaban sus venas.

- Yo antes no lo hacía, -le había dicho la primera noche que lloró ante ella.- empecé por culpa de Juan, y hasta hace poco sólo eran los fines de semana. Pero ultimamente, me llama, no lo puedo evitar... y sé que no está bien, que no me sienta bien, pero la tengo aqui... y me llama. Y quiero dejarlo, te lo juro, pero no puedo...

Con los ojos vidriosos por el llanto, vacíos a causa de las rayas de cocaína, le contó a retazos su vida, lo que había vivido con Pedro, lo que había ocurrido cuando terminó con Juan, lo mal que lo había pasado... Pero poco después conoció a Raul y se había vuelto a enamorar... Y entonces creyó que todo mejoraría. Hasta que Raul comenzó a acompañarla en las noches de juerga, alcohol y cocaína, porque él también estaba en el mismo ambiente que ella.

Y tras las rayas y los whiskys, venían los celos.

- Por qué miras a ese? estoy aqui, mirame a mi. -Le gritaba él.

- Si te estoy mirando a ti, pero no lo ves porque estas pensando en esa puta de allí - Le gritaba ella.

Y tras los gritos, aparecían los reproches, y después, venían los golpes... y tras los golpes, las reconciliaciones. Y es que Raul se arrepentía, y entonces, la follaba como nadíe la había follado antes. Y era tan cariñoso...

Cristina escuchaba el relato de Lucía, con el corazón encogido, intentando decirle las palabras adecuadas para no herirla, pero que le hicieran ver que aquello no era amor. Era dependencia. Dependencia de un circulo vicioso, dependencia de una vida llevada al límite, abocada al más oscuro abismo, sin vuelta atrás, sin billete de retorno.
A no ser que buscara ayuda.

Cristina intentó explicarle todos los medios que podían ofrecerle esa ayuda, y entonces Lucía lloraba y lloraba, y le decía que ya los conocía, que tenía razón. Que iría al psicologo y también al centro de desintoxicación.

Pero sólo eran palabras.
El tiempo pasaba y todo continuaba igual.

Y Cristina ya sabía que la mitad de lo que Lucía decía eran mentiras. Lo sabía por amigos comunes, incluso por la familia de Lucía. Muchos antes habían sido su paño de lágrimas, como ahora lo era ella. La historia era la misma con Juan, con Raul, con Pedro y todos los demás. Y todos los que querían ayudarla habían descubierto que no podían salvarla, que ella no quería estar sola, sin un hombre en su cama, y cada hombre que metía en ella era peor que el anterior.

Poco a poco todos la habían abandonado a su suerte. Todos la querían, pero no podían luchar por ella, no podían luchar contra ella. Lucía se iba apoderando de sus vidas como ahora se había apoderado de Cristina. Hasta que decían basta!

Y ella, Cristina, sentía que no tenía fuerzas para seguir luchando una batalla perdida. Tenía una vida, un trabajo, unos amigos a los que quería y la querían. Lucía sólo era una más. Y se daba cuenta que cuanto más tiempo le dedicaba a ella, más perdía de su propia vida.

Aparcó el coche en el parking del hospital. Paró el motor y encendió un cigarro. Mientras chupaba la boquilla y aspiraba, sientiendo el humo entrar en sus pulmones, tomó la determinación de decirle de una vez a Lucía que se acabó. Le daba igual por qué estaba en el hospital, que hubiera pasado aquella vez o que hubiera dejado de pasar. Hablaría con el médico y le contaría todo lo que sabía sobre Lucía, y sería lo último que haría por ella.


(Continuará...)

24 comentarios:

Carmen dijo...

Bruji, te creces en tus relatos. Espero ansiosa la continuación
Besos

Dina dijo...

Si te empeñas en ayudar a alguien que no quiere ser ayudado puedes acabar en el mismo abismo. Cuando una persona quiere hundirse hay que permitírselo, por mucho que esa decisión nos duela... cuando toquen fondo y pidan ayuda, ayuda sincera, es el momento en el que se debe actuar.
Cristina debería tener el suficiente valor para dejar que Lucia se hunda.
Muy bueno el relato... esperare con impaciencia el siguiente capítulo.

Nür dijo...

continuará... pero cuándo?! Esta historia me toca mucho... algunas hemos sido Cristinas durante mucho tiempo; pero hay que saber decir "hasta aquí!".

Un abrazo,
Nür

Fernando José dijo...

No se como terminará tu historia, pero en la vida real no suelen acabar muy bien...

Anónimo dijo...

Yo creo que Lucía se suicidará y Cristina se liará con Raúl, así de simple.

joseAntonio Bejarano dijo...

Excelente relato-documento.
Así es posible a ayudar a mucha gente.
Ánimo y continúa.
Un saludo de
JoseAntonio

Bruja24 dijo...

Carmen, gracias por tu apoyo! Mucho ánimo para tí tambien. Besotes...
Dina, el problema de estas personas es que cuando tocan fondo... lo tocan tan tan abajo que la mayoría de las veces ya no salen de ahi. Besitos para tí también. (A ver cuando nos vemos para felicitarnos el año con los besos de verdad, guapa!)
Nür, la continuación llegará pronto, no desesperes... Y si, hay muchas Cristinas por el mundo que alimentan a otras tantas Lucías. Para tí, también otro besito, espero poder conocerte esta primavera con Suly en brazos.

Bruja24 dijo...

Fernando... en la vida real, como tu dices, no acaban bien. Pero los relatos... son ficción. Aún así, me parece un tema lo suficientemente grave e intentaré darle un final digno. Gracias por pasarte por aqui.
Never! jejeje. Sabes que me encanta tu sentido del humor. Pero creo que esta vez el relato no irá por ahi... Besos, guapo.
Jose Antonio, Gracias a ti tambien por los ánimos, y por pensar que desde este humilde blog puedo ayudar realmente a alguien que lo necesite de verdad. Un abrazo.

celemin dijo...

Es extraño, como gente con un gran futuro por delante se entierra a si misma.

Lo peor es que muchas veces arrastran a la gente que los quiere.

Enol dijo...

¿Conoces el cuento del monje y el escorpión? Feliz lunes

Bruja24 dijo...

Celemin, la verdad es que sí resulta extraño, que gente inteligente, preparada y con opciones, elijan siempre el camino al desastre más absoluto... misterios de la vida.
Besos.
Chuk, no conozco ese cuento... serías tan amable de compartirlo con nosotros? Besitos para ti tambien.

Juan Luis Sánchez dijo...

¡Qué agradable cuando uno visita tu página y se encuentra con un relato nuevo!

No sé qué adicción es peor. Si la adicción a un novio violento o a la cocaína. Ambas cosas pueden hacer estragos... Un poco triste. Pero en fin, es un buen relato. Como dicen otros comentarios, incluso mejor que tus trabajos anteriores.

Como pone 'continuará' eso es que habrá segunda parte. La espero ansioso.

Anónimo dijo...

Un monje y sus discípulos iban por un sendero cuando..., al pasar por un puente, vieron un escorpión siendo arrastrado por las aguas. El monje corrió por la margen del río, se metió al agua y tomó al bichito en la mano.
Cuando lo traía hacia afuera, el bichito lo picó y,... debido al dolor, el hombre lo dejó caer nuevamente al río. Fue nuevamente hasta la orilla..., tomó una rama de un árbol, se adelantó otra vez a correr por la margen, entró en el río, tomó el escorpión y lo salvó.
El monje volvió y se juntó con sus discípulos en el camino. Ellos habían asistido a la escena y los recibieron perplejos y doloridos.
- "¡¡¡Maestro!!! Le debe estar doliendo mucho !, ¿porque fue a salvar ese bicho ruin y venenoso?.¡¡ Qué se ahogue !!, sería uno menos! ..., ¡vea .. como le agradeció la ayuda !. ¡Picó la mano que lo intentaba salvar!. ¡No merecía su compasión!"
El monje oyó tranquilamente los comentarios y respondió:
- "Él actuó conforme a su naturaleza, y yo de acuerdo con la mía".

Pitufa dijo...

Bonito cuento el de el monje y el escorpion... ojalá siempre hicieramos las cosas como queremos hacerlas (sin faltar a nadie, claro está)

Bruja24 dijo...

Juan Luis, generalmente las personas adictas lo son a varias cosas a la vez. Y la cocaína suele hacer buenas migas con la agresividad y las personas agresivas. Un besote.
Anonimo, gracias por colgar el cuento al que hace referencia Chuk, o si eres Chuk con prisas, gracias igualmente. Es muy cierto lo que dice el monje. Besitos.
Pitufa, no es tan dificil hacer las cosas como de verdad las quieres hacer. Sólo es cuestión de proponerselo... Besos para ti también.

Enol dijo...

Hola, es cierto, ayer tenía un poco de prisa.
Yo creo que a Cristina le va a pasar como al monje, y que por mucho que Lucía le pique, ella siempre intentará ayudarla, porque está en su naturaleza. Pero eso nos lo contarás pronto ¿Verdad?

Dina dijo...

Bonito cuento el del monje... Supongo que cada uno tenemos el papel asignado de antemano... unos monje y otros escorpión... A mí me gusta el que me toco en el reparto... me quedo con él.

Sara dijo...

Una historia prometedora.

La verdad es que hay personas que no se dejan ayudar.

Me gusta la perspectiva que has elegido.

Pd. Sorpresita en mi blog... bueno, en realidad es una tonteria, pero me gustaría que participases...;)

Dr.Mikel dijo...

Querida Brujita, la verdad es que nadie hace o debe hacer mas por uno, que el propio interesado.
A ver , quien te va a querer mas que uno mismo.
Pués de eso se trata de quererse, solo estando puedes proyectar ante la vida y ante los demás.
En esta vida creo que todo tiene un limite que pasa por el momento de cada individuo.
Cualquier tipo de filantropia necesita retroalimentarse, el famoso feed back, si la respuesta es darse contra el mismo muro una y otra vez, uno acaba por decidir no seguir golpeandose la cabeza contra la pared.
Bsos.

el duende dijo...

No me dejes mucho tiempo con las ganas de saber que pasa a continuación. ¿Sabes? Conozco a alguien muy parecido, solo pide socorro, pero jamas hace nada por socorrerse. Eso mismo que se plantea tu protagonista, me lo he planteado yo pero al final vuelvo a oir la charla porque es lo único que se puede hacer. (Pero que mi caso no es tan drastico, ¿eh?)
Saludos desde el bosque.

Enol dijo...

¿Y...?

Bruja24 dijo...

Bueno, bueno, gracias por los últimos comentarios.... Ya veo que la historia ha despertado vuestra atención y que todos conocemos a alguna Lucia y nos sentimos un poco Cristina...
En unas horas, la continuación...

Herzog dijo...

joer chika escribes muy bien, te voy a contratar para el guion que estoy haciendo, tu seras mi negra :P
en serio escribes muy bien sigue asi

Nefertiti dijo...

Espero que sea en unas horas y no nos hagas como Chuk esperar semanalmente.