lunes, 30 de junio de 2008

En la noche

Sentia unos pasos tras ella, cuando avanzaba por la calle en la noche.
En realidad, apenas los oía, pero sentía los pasos.
Sin embargo, no le daban miedo.
Caminaba despacio, disfrutando del silencio, el aire fresco y la soledad.
Esos pasos sólo eran parte del ambiente, le daba misterio y emoción a su paseo.
Imaginaba que los amortiguados pasos pertenecían a algun bello desconocido, un angel moreno que la protegía en la noche.
Pensó por un instante en parar en el escaparate que tenía un poco más adelante, esperar a sus pasos misteriosos, proponerle un encuentro fortuito.
La idea le excitaba.
Abordar al desconocido, pedirle fuego, y mirarle a los ojos mientras encendía el cigarro de una forma sensual.
Que él le sostuviera la mirada, y sientiera el fuego que ella llevaba dentro.
Imaginó el encuentro en su cabeza, recreando los detalles.
Soltar una calada del humo blanco contrastando con la oscuridad de la noche, poco a poco, como en un largo suspiro.
Que el desconocido acercara su boca a la suya, y lamiera sus labios, como queriendo saborear el tabaco directamente en ellos.
Le sujetara la mano, y lentamente llevara sus dedos a la boca, aspirando también del mismo cigarro, y antes de soltarla, acariciara su muñeca con la yema de sus dedos.
Entrelazar las lenguas, en un beso cálido, largo, con olor a tabaco y sabor de carmin.
Acercar su cuerpo al suyo, notar como el calor de ambos traspasa la ropa y sus sentidos se impregnen del olor corporal del otro, adivinar la humedad repentina entre sus muslos como hacía tiempo que no sentía.
Acalorada y perdida en la excitación del momento, llegó a casa, abrió la puerta y esperó.
Al minuto unos golpes suaves la hicieron despertar de su ensoñación.
Abrió la puerta y allí estaba su escolta, como siempre, impasible, educado y correcto.
- ¿Es todo por hoy, Sandra?
- Si, Isaac, muchas gracias. ¿Mañana a las nueve me recoges?
- Por supuesto. Hasta mañana, que descanses.
- Gracias, tú tambien.
Cerró la puerta suavemente. Se dirigió a la ducha, y pensó que otra vez tenía esa enorme cama para ella sola... Y la noche por delante.

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